Sistema nacional satelital, la oportunidad de nuestra generación
El reciente anuncio por SE el Presidente de la República en el Museo de Aeronáutica y el Espacio pasará a la historia como el punto de inflexión para nuestra generación. A través de él, se materializa un proyecto muy esperado por la comunidad espacial nacional y que es mucho más que un reemplazo de satélite que cumple su ciclo de vida por otro que incorpora los avances tecnológicos: es un sistema nacional con 10 satélites, 3 estaciones, una instalación de integración y pruebas, y otros.
Hay que leer entrelíneas y darle contexto al discurso de casi 10 minutos, para entender que esto es un programa de desarrollo de capacidades tecnológicas para el país, donde se integran diversos actores para crear competencias que por sí solos no son posibles. Todo lo anterior para atender necesidades terrenales, de las cuales se han dado muchos ejemplos a lo largo del tiempo. Y que deben ser vistas como una inversión para que nuestro país capitalice y desarrolle oportunidades en la creciente economía espacial.
La economía espacial es una economía de servicios y hardware, donde los satélites y cohetes, si bien fundamentales para la obtención de los datos, son una fracción del negocio. Con este sistema, el Estado ha apostado por proporcionar capacidades e instalaciones que permitan a nuestros emprendedores y empresas iniciar desarrollos de base científico tecnológica. Hay que recordar que las predicciones para la economía espacial mundial, hoy en 360 billones de USD (1.2 veces el PIB de Chile), la ponen por sobre el trillón de USD en 2040, por lo tanto, estamos en el momento adecuado para entrar.
Como ingeniero civil aeroespacial, graduado de la 3ª promoción desde la Universidad de Concepción y habiendo seguido especializándome en el área en el extranjero, puedo afirmar que los profesionales nacionales tienen las competencias y que este sistema puede ser el símbolo que nos una y nos permita dar el salto.
Quiero agregar que detrás de este esfuerzo hay 120 millones de dólares y el trabajo de diversos equipos desde los 90 con el proyecto Fasat que han permitido ir consolidando una capacidad profesional en el país. También, a través de Becas Chile, como es mi caso, que ha permitido la formación de capital humano avanzado, los esfuerzos de las universidades y muchos esfuerzos personales. Si algo he comprendido en mis años en el área es que las personas que entran a ella sienten una pasión impresionante.
Este sistema proporciona una base para el desarrollo de industria de base científico-tecnológica en Chile. Le permite, a través de instalaciones, y reduciendo el riesgo, desarrollar las capacidades para entrar a la economía de los servicios o datos tan característica del New Space. El desarrollo de ventiladores de emergencia en pandemia nos mostró, una vez más, que podíamos hacer cosas difíciles, con equipos interdisciplinarios e instituciones diversas cooperando. Es entonces hora de creer en las capacidades nacionales, a compartir los riesgos y a integrar los sueños.
Como dijo JFK, “If not us, who? If not now, when?”
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Columna de opinión publicada en El Libero y Diario de Concepción el día lunes 19 de octubre de 2020